lunes, 19 de enero de 2009

Poe, Obama y Elecciones

Según reza la nota publicada el día de hoy por el Pais de España, existe un misterioso personaje conocido como el "Poe Toaster" que cada año, desde 1949, deja una botella medio vacia de coñac y un ramo de rosas rojas en la tumba de Edgar Allan Poe el día del aniversario de su natalicio. Un fragmento de la nota dice así:

El centro de la conmemoración se situará esta noche en Baltimore, Estados Unidos, donde descansa la tumba del escritor. Esta noche, cuando millones de admiradores conmemoren el 200º aniversario del nacimiento del maestro de lo macabro, un hombre cuya identidad nadie conoce dejará en la tumba del escritor, en Baltimore, una botella medio vacía de coñac y un ramo de rosas rojas. O quizá no. Porque el misterioso visitante del cementerio Old Western, en la esquina de las calles Fayette y Greene en la ciudad de Maryland, a quien llaman Poe Toaster (el que brinda por Poe, en inglés), que ha incursionado en las sombras desde 1949, quizá esté ausente este año cuando el mundo entero amontone homenajes a Poe.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Poe/celebra/200/anos/maestro/terror/elpepucul/20090119elpepucul_2/Tes
Pienso en este misterioso personaje y vienen a mi mente varias imágenes que se confunden y que arrastran al Poe Toaster en un caos callejero que él es incapaz de comprender; por un lado está la celebración por el 200° aniversario del natalicio de Poe y por el otro, de forma casi omnipresente, los festejos por la toma de poder de Barack Obama como presidente 44 de los Estados Unidos. Pienso en el Poe Toaster y lo imagino con su botella de coñac y el ramo de rosas que trata de proteger de la ventisca helada. Lo veo vacilante, tratando de evadir a los grupos que este año se juntan en cada esquina para gritar, para beber, para conversar sin que él entienda realmente lo que pasa. Cada tanto, se detiene y toma un trago y, de inmediato, reanuda su camino para no faltar a su cita anual con el maestro. La gente lo observa y algunos ríen a sus espaldas y, acaso, se divierten cuando una mano empuja a ese viejo borracho que se lanza al frente para que unos metros más adelante alguien simplemente se haga a un lado calculando que esta vez la fuerza del alcohol sí habrá de derribarlo. Pero esto no sucede y Poe Toaster avanza y sin saberlo quizás recorre el mismo camino que hace 160 años siguió el vacilante Poe (el 3 de Octubre de 1849), la tarde en que según dice una historia, Poe fue arrastrado por los grupos de gente que se reunían en la calle para votar a alguno de los candidatos que se tendrían que elegir en la jornada electoral de ese día. Se dice que ese 3 de Octubre Poe fue vestido con diferentes ropajes y fue llevado a votar en repetidas ocasiones. Se dice también que, entre cada cambio de identidad, la misma persona que se encargaba de que Poe sufragara repetidamente por el mismo candidato, lo llevaba a alguna taberna donde le pagaba sus servicios electorales con un trago. Así es que Poe fue de casilla en casilla hasta que el alcohol, la confusión y el delirio lo vencieron.
El delirio de un país que cambia a su presidente, el delirio de un poeta que se pierde en el alcohol, el caos de una elección y el caos de una fiesta. Y en el viejo cementerio Western, Poe Toaster levanta en silencio su botella para, como lo ha hecho cada 19 de Enero en los últimos 60 años, brindar con su entrañable amigo Edgar Allan, quien ni entonces ni ahora entiende nada de elecciones.

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