Cabe siempre la posibilidad de ir por el camino errado, el torcido, por el que quizás, -según dicen algunos-, nunca llegaremos a ninguna parte; pero siempre andar un camino, inequívocamente, conduce a otro lugar distinto al que dejamos atrás. Acaso también, y esto nuevamente es un quizás, ningún camino sea el correcto, sino que cada quien va construyendo el propio; enderezándolo según sus conveniencias, sueños, temores, latidos y premoniciones: por aquí y por allá según se avanza.
¿Alguien puede decir, verdaderamente, si sus pasos conducen a algún sitio?
¿Alguien puede decir, verdaderamente, si sus pasos conducen a algún sitio?
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